Tengo 38 años, a los 17 perdí la vista, soy maestro en artes plásticas.
El único arte que se nos enseña a la población “ciega” ha sido la música, igual de limitada, ha sido la forma de entregarnos conocimiento. Quiero romper el paradigma de que la estética es sólamente visual.
La belleza no tiene porque ser belleza solamente desde lo visual. La estética está impregnada de la subjetividad de quién la percibe, con los demás sentidos.
Sueño con abrir una escuela de artes sin etiquetas, una organización simplemente para personas, así, a secas, sin calificativos; que no exista el apelativo de ciego, negro, sordo. Esto hace que nos cataloguen y se minimicen nuestras capacidades de aprendizaje.
La estética desde la oscuridad, redimensiona la manera de comprender el conjunto de lo “perfecto”.